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García Márquez, José Saramago, Agatha Christie con libros de ciencia y gastronomía, sobre la naturaleza y la tierra... pero no sólo se compone de libros, sino que también traen discos y películas y un inagotable deseo de compartir la lectura y cambiar vidas a través de las historias entre sus páginas.

“Dice la doctora María Isabel Grañén Porrúa (presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú) que la lectura y el arte es como una gotita de agua; entonces, imagínate en 15 años, en 12, en 10, en seis años lo qué hemos logrado, porque la ruta más longeva es Sierra Norte, hace 15 años, y la más joven es el Istmo, la iniciamos en 2018”, asegura Socorro Bennets.
Hace 15 años en la Sierra Norte de Oaxaca comenzó a rodar una biblioteca móvil con unos 2 mil libros, credencialización, materiales para talleres, petates, tapetes y dos animadores a la lectura; con los años, a ese camión que anda todo un mes por poblados como Ixtlán de Juárez, Santiago Laxopa, San Mateo Cajonos, San Juan Evangelista Analcos y San Bartolomé Zoogocho, que son poblaciones de la Sierra Norte, le fueron agregando aditamentos: un proyector de cine, un telescopio y un microscopio, para dejarles ver a esas poblaciones el macrocosmos y el microcosmos.
El esquema de trabajo, cuenta Socorro, es intenso para los ocho promotores de la lectura que en duplas recorren las rutas. La dinámica, por la mañana atender escuelas por grados; pueden iniciar con la primaria y pasarse a secundaria.
“Ahí llegan los niños, las señoras, las familias completas. Cada quien toma el libro, lo lee, lo deja, toma otro libro; si mis compañeros ven que hay unos ocho niños, hacen un taller. Perifonean y dicen a las 5 de la tarde van a tener un taller de lectura y de reciclado, de papiroflexia, de manualidades, pueden encargarles a los niños hojas de sus libretas que no usaron y les enseñan a hacer una encuadernación”, cuenta Bennets.
"Luego, en el momento en que ellos ven que el Sol se oculta, “van preparando todo para la función de cine”, relata Socorro.
¿Cuántos días se quedan en cada comunidad? Depende. Si la comunidad es grande y hay disposición pueden quedarse hasta tres días, cuando la población es muy chiquita y no hay mucho interés de las autoridades, se quedan un día; incluso si la comunidad en muy chiquitas, pero las han atendido desde hace 15 años, como Yatzachi el Alto y Yatzcachi el Bajo, van en la mañana a El Alto y por la tarde a El Bajo. “Y regresamos el siguiente mes al mismo lugar, la misma ruta”, apunta la coordinadora del proyecto.

Se trata de un proyecto muy viable que impacta a las comunidades, desde primera infancia hasta adultos mayores. Entre los niños hay testimonios que los impulsa a seguir:
“Cuando llegan ustedes es como una fiesta del pueblo. Desde que los vemos entrando vamos avisándole a nuestros amigos que ya llegaron los de la Biblioteca Móvil y están en el auditorio”, les ha manifestado uno de pequeños, quien concluye: “Terminando, quisiéramos que no se vayan porque termina la fiesta, lo único que nos dejan son libros que podemos leer mientras no están”.
“Es un modelo de trabajo donde la base y el cimiento es la colaboración, donde como las comunidades sí sienten que reciben, por eso dan. Además, hemos creado comunidades lectoras. Es un hecho, y podemos saber quién es el niño que más libros leyó al año, o la joven o la mamá o el maestro.
"Porque en la colección que viaja en las Bibliotecas Móviles llevamos literatura infantil, literatura juvenil, también llevamos obras para adultos, llevamos poesía. A veces, la misma gente nos pide libros sobre cuestiones de la tierra, cómo hacer composta, cómo producir mejor; los maestros nos dicen por qué no trae libros sobre cómo seguir formando lectores”, dice Bennets.

Lo que sobra es pura fe y sueños de que están tocando vidas. Los promotores están fuera de casa más de 20 días, llevan un camastro y un sleeping, duermen donde la autoridad decide:
“Ellos me mandan sus informes. Siempre hablamos antes de que se vayan y a su regreso, a cada dupla les preguntó cómo les fue a nivel de los apoyos, incluso sobre qué está pasando en las carreteras cuando hay nuevos operativos de seguridad, cuando va a haber elecciones, cuando se sabe que una región está con más narcotráfico y más caliente.

Se reportan todos los días entre 6 y 7 de la noche. Yo estoy con ellos trabajando de lunes a domingo”, señala la directora de proyectos educativos de la fundación Alfredo Harp Helú A.C., quien también dirige el proyecto “Seguimos leyendo”, una red de lectores voluntarios que cada semana, de manera gratuita, leen historias durante una hora en el mismo lugar, a la misma hora y a la misma población, durante todo el año. Pero esa es otra historia.