También crece el silencio en el que suceden los asesinatos contra mujeres trans, dice, de los que nadie habla y de los que tampoco hay cifras oficiales. “La misma sociedad los oculta, invisibilizándolos”.
Con base en reportes de diarios locales, el Grupo de Estudios para la Mujer Rosario Castellanos (GES Mujer), por ejemplo, contó cinco transfeminicidios en la entidad, entre 2019 y 2020; no obstante, Prodiana A. C. detalla que tan sólo en el primer semestre de 2020 se registraron 13 transfeminicidios en Oaxaca. A esos hay que sumarle los casos de Geovanna y Sherlyn, asesinadas en diciembre del año 2020.
Aunque aún no hay registros de 2021, eso no quiere decir que no sucedan, asegura la activista. Por eso, explica, los asesinatos de mujeres trans deben ser considerados como transfeminicidios, delito que aún no existe como figura legal.

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Además, la violencia para las mujeres trans asesinadas persiste aún después de su muerte, pues no se reconoce su identidad, incluso hay medios informativos que las describen como “hombres vestidos de mujer”.
Detrás del “paraíso muxe” del que se habla en las redes y los medios, hay discriminación, falta de trabajo y una doble moral que acepta, pero que al mismo tiempo repudia a las personas de la comunidad LGBTTTIQ+, especialmente a las mujeres trans, reclama.
Sin oportunidades de empleo, las mujeres trans han sido utilizadas por el crimen organizado como narcomenudistas. “En el Istmo no es muy frecuente que te pares en una esquina a realizar trabajo sexual, pero quienes trabajan para el crimen organizado, ubicaron a mujeres trans y las sumaron a sus filas”, detalla.
Una mujer trans fue decapitada por el crimen organizado hace algunos años, mientras que otra fue asesinada, pero ambos delitos continúan impunes, relata.
Joseline lamenta que en el estado, la identidad trans no sea plenamente reconocida, ya que asegura que muchas de ellas son profesionistas y que en sus empleos les obligan a asumir una identidad que no es suya, lo que implica un retroceso.
Recientemente, Joseline se postuló como candidata a diputada por el Distrito 05; fue parte del 1.9%, el porcentaje más grande de candidatos LGBTTTIQ+ en la historia en México; sin embargo, su postulación le valió el rechazo de su comunidad.
Antes de participar en los comicios pasados, Joseline caminó por las calles de Tehuantepec para repartir preservativos, información sobre enfermedades de transmisión sexual y la prevención de las mismas, tales como el VIH, condición con la que vive desde hace 13 años.
“El ejercicio de nuestros derechos se ha tratado siempre como el de una minoría, pero somos un grupo visible que busca el ejercicio pleno de sus garantías… somos una muxendad y tendríamos que estar unidas para hacernos visibles”, agrega la activista.