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Este flujo masivo de personas salió de Tapachula el pasado 30 de octubre con intención de continuar su ruta hacia el territorio estadounidense, luego de permanecer varados en dicha ciudad por semanas, como parte de la política de contención del gobierno mexicano, que los tenía esperando la entrega de permisos temporales.
A ellas, añadió, el Sistema Integral de la Familia (DIF) les proporcionará alimentos, servicios médicos y estancia, mientras dure el trámite de “visas humanitarias” que les permita seguir su recorrido hacia el norte del país y que implica cruzar el territorio oaxaqueño. Incluso, añadió, algunas personas podrían ser atendidas por el DIF de Oaxaca.
Tras aceptar dichas promesas, las autoridades lograron abrir la circulación vehicular que permaneció cerrada por más de 30 horas.
Ayer, el defensor de los derechos humanos de los migrantes reveló que la mayoría de los integrantes de la caravana mostraban signos de agotamiento y que esperarían la respuesta del INM a su petición de permiso de tránsito, y que, como caravana, no entrarían al territorio oaxaqueño.
Por el momento, sin ser frenados por autoridades del INM, avanzan caminando hacia el municipio de Escuintla, ubicado a unos 30 kilómetros, donde se reagruparán para continuar su viaje.