
Durante muchos años, su trabajo se enfocó en la pintura, pues aunque siempre tuvo facilidad para el dibujo, sus maestros le dijeron que debía dejarlo, si es que quería pintar.
“Tus pinturas no pueden ser, son muy dibujísticas, deja el dibujo a un lado y ponte a pintar: el color, la mancha y la pincelada”; eso, recuerda, fue lo que la motivó a dejar el dibujo hasta que entró en una crisis creativa en la que “tocó fondo” y decidió dejar de pintar para dedicarse completamente al dibujo.
De eso tiene ocho años, tiempo en el que ha desarrollado una obra con base en el dibujo, en la que también hay pinceladas.

“Esa es una vertiente de mi trabajo que siempre se ha quedado en mi cajón, es el cartón político. Siempre he tenido muchas ganas de hacerlo, pero siempre se ha quedado como un proyecto en el cajón.
“Puedo tener el dibujo, una facilidad para el retrato y para dibujar. Pero considero que la sagacidad y el sentido del humor, no cualquiera; sin embargo, es un proyecto que estoy tratando de desarrollar y estoy muy cercana a proponerlo para aparecer publicado. Creo que la práctica hace al maestro y me han dicho que tengo muchas posibilidades de publicar. Es un género que me gusta mucho, la caricatura política, pero sí lo separo de mi trabajo”.
En la obra de Máries Mendiola la figura humana es relevante, pero el protagonismo de la mujer adquiere un carácter simbólico: la vulnerabilidad en una sociedad compleja, agresiva o violenta. “Entonces la mujer es una representación de la vulnerabilidad. Ese ser con el que yo me identifico”, dice.
Las obras que conforman Piel y entraña muestran a mujeres en convivencia con animales como pulpos, cabras y lagartos; entre lo humano y lo animal, afirma la artista.
“Hay una reacción donde la mujer ha adquirido derechos y ha adquirido conciencia. Entonces, las actividades de las mujeres antes se quedaban en casa, ahora trabaja y esto ha cambiado las dinámicas de género y entre las parejas.
“Este empoderamiento de la mujer, esta toma de conciencia de sus derechos, de sus posibilidades, de sus capacidades ha hecho que haya una reacción por parte del género masculino y esto se ha manifestado muchas veces en violencia. Hay una reacción violenta hacia las mujeres”, explica.
“Es más poético que una denuncia. [Aunque] sí hay una denuncia en mi trabajo, implícita, estoy más interesada en aspectos más subliminales, más poéticos, que de todas maneras no dejan de hablar del asunto, pero de una manera más subliminal, más suave o tersa”.