Guelace.- En medio de un ensayo de músicos de cuerda, la pequeña Tajëëw Angélica cuenta sus sueños de tocar en grandes escenarios repletos de gente: “Quiero ser una violinista y trompetista al mismo tiempo, tocar una canción que hable de que los trompetas y los violines son casi iguales”, dice la música de nueve años de edad, originaria de Santa María Tlahuitoltepec, pueblo ayuujk de Oaxaca.

Tajëëw comenzó su interés por el violín desde sus tres años cuando le ponían videos de una violinista, cuenta que de grande quiere ser como ella, pero también quiere tocar la trompeta. Y aunque sus madres no son músicos, un tío le acercó la música a través de videos, luego, como casi todas las niñeces de Tlahuitoltepec, aprenden a tocar un instrumento musical.

Entre sus piezas favoritas están: "La mariposa de noche" y el "Jarabe mixteco". “Me gusta mucho como suenan”, dice y tararea las piezas, mientras ensaya con otras niñeces y adolescentes.

Un grupo de casi 100 infantes y adolescentes se reunieron, junto a instructores músicos, en Santa María Guelace, una comunidad zapoteca ubicada a media ahora de la capital oaxaqueña, para aprender, compartir y mejorar sus habilidades en distintos instrumentos de cuerda.

Camila es otra de las pequeñas que toca el violín desde hace más de dos años. Junto a ella, también se preparan otra docena de infantes que buscan dar lo mejor de sí en cada concierto en sus comunidades y en distintos espacios de Oaxaca.

En Guelace se estudia la música desde la infancia
En Guelace se estudia la música desde la infancia

“Nuestros niñas y niños ensayan casi todos los días, por lo menos dos horas durante las tardes”, cuenta una de las mamás, de una de las integrantes de la Orquesta Recreación y Trabajo de Talea de Castro, ubicada en la Sierra Juárez.

Entre la música y la escuela, las niñeces van fortaleciendo sus habilidades con distintos instrumentos. El estado de Oaxaca es catalogada como "cuna de músicos" debido a su rica tradición musical y a la existencia de instituciones que fomentan la formación de músicos, como el Centro de Iniciación Musical de Oaxaca (CIMO), el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM) y otros.

En cada municipio y comunidad hay al menos una banda de viento, filarmónica, orquestas, integrada por niñas y niños que alegran en las fiestas y conciertos. Además de que muchos se forman como músicos tradicionales.

“Semillas que florecen”, músicos que fortalecen la lengua materna

Luego de vivir 20 años en la Ciudad de México, Nashi Urbieta Méndez regresó a Guelace cuando la crisis de salud de Covid-19 llegó a México. Entonces tuvo que enseñarles música a los infantes ante la falta de actividades recreativas y el encierro que implicaba la pandemia.

De ahí nació la Orquesta de Cámara y Coro infantil "Biin ni Cayun Guiaa" que significa “semillas que florecen”, donde participan más de 25 niñeces. Actualmente, la orquesta lleva funcionando más de cuatro años.

Los niños estudian arduamente para llegar a grandes escenarios
Los niños estudian arduamente para llegar a grandes escenarios

Estando en Guelace durante el encierro, un día, uno de los sobrinos de Nushia llegó a pedirle que le diera clases de violín y, en ese quehacer, otros niños que viven alrededor veían entrar y salir al pequeño con su instrumento, entonces comenzaron a interesarse y sumarse a las clases.

“Los niños buscaban en qué distraerse, afortunadamente en este oficio de la música no había peligro de contagio, porque se guardaba la distancia y utilizamos cubrebocas. De repente ya teníamos a muchos niños, entonces dijimos que lo teníamos que consolidar. Además, había una necesidad de recuperar nuestra lengua materna, y pensamos que fuera a través de la música”, explica a El Universal, Nashi Urbieta.

Rescatan la lengua de los abuelos

En el repertorio de las canciones que tocan los infantes, las piezas están traducidas al zapoteco. Además, el maestro Horacio, que es el director del coro, hizo composiciones didácticas para aprender zapoteco e incluirlos en la música.

En la pieza de “vamos a aprender zapoteco", trae los saludos, los números, aprenderlo a través de la música es motivadora, es una de las herramientas que estamos aprovechando. "Entonces, la música puede ser ese medio de recuperación, es una de las herramientas que hay que aprovechar”, explica la maestra.

Del total de la población de Guelace, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020 de la INEGI, 908 personas. Apenas el 14.2% del total de la población, es decir, 129 personas hablan el zapoteco, la lengua materna de la comunidad.

En este contexto, Nashi Urbieta se apoya en la música para poder generar interés en los infantes en la recuperación del zapoteco.

“Empezar a cantar en su lengua materna, para recuperar la memoria de los abuelos. A mí me queda mucho esa conexión, porque justamente el último que escuché hablar zapoteco en mi familia fueron mis abuelos y se me vienen recuerdos, imágenes. Y la idea, es que cuando escuchen una canción puedan conectar con todas esas emociones. Y, bueno, esa es la idea, los niños me han sorprendido mucho, porque de verdad todas las piezas se la saben de memoria”, agrega.

Por ejemplo, Yunuen Galán Aguilar, de 10 años, está aprendiendo a tocar el piano, pero lleva un año de corista; de grande le gustaría ser cantante porque asegura que se gana dinero con ser cantante.

Y es que en la Orquesta, además de tocar un instrumento, todos llevan clases de canto.

Entre los deseos de los infantes que se dedican a la música, en la celebración del Día del Niño, es que les regalen algún instrumento favorito, como Evan Darío que le gustaría que le regalaran un piano grande para tocar piezas de cuatro manos.

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