En Oaxaca, 10% de las mujeres tuvieron un embarazo temprano durante su adolescencia o cuando eran menores de 19 años, según un análisis realizado por el Centro de Estudios para las Mujeres y Paridad de Género del Congreso del Estado.
Las condiciones en las que ella vivía desde que fue una niña-madre, propiciaron el deceso de dos de sus hijos, uno a los seis años y uno recién nacido. Su situación se agravó, hace meses.
El caso llegó a la activista Aleida Ruiz Sosa, quien, con apoyo de asociaciones civiles, da acompañamiento al caso. Tras conocer la situación, organizó un tequio para limpiar el hogar de la mujer y sus hijos. En el predio la higiene es escasa, se acumulaba basura y el baño estaba en condiciones deplorables.
Personas que conocieron del caso se sumaron en un tequio para limpiar el domicilio que, además, recibió donaciones de muebles como un refrigerador, estufa y camas, por parte de la sociedad civil.

Cuando el caso se dio a conocer, la presidenta honoraria del DIF municipal, Bernarda González Rivas, prometió ayudar a la familia, sobre todo para que los menores pudieran asistir a la escuela. Sin embargo, pasó un mes y los pequeños continuaban sin actas de nacimiento.
Finalmente, por presiones del DIF Estatal a la instancia municipal, se obtuvieron los documentos de registro de los menores. Cuando Honorina y sus hijos recibieron los documentos, les regalaron tenis, pues fueron sin calzado.
Desde que Honorina tuvo a su primer hijo, los partos fueron en casa. Sin acceso a la Salud; el DIF municipal realizó un chequeo dental a los pequeños, así como un esquema incompleto de vacunación, sin explicarle a la madre qué vacunas recibieron, ni la fecha de sus refuerzos, ni les entregaron un carnet que avalara las dosis.
Los menores en edad escolar fueron inscritos en un Centro Asistencial de Desarrollo Infantil (CADI), en inmediaciones del Periférico, mientras que el resto fue inscrito en una primaria en Xoxocotlán. Sin saber leer, escribir o moverse en autobús, ni tener dinero para trasladarse con seis niños, los niños sólo fueron a la escuela el primer día, cuando el personal del DIF Municipal los llevó.
Por iniciativa de la activista, una maestra, de manera voluntaria, brinda clases a domicilio a todos los niños. Sin embargo, sólo cuentan con cinco butacas para ello. Hace falta un pizarrón, libros y material didáctico para que los pequeños puedan iniciar con sus estudios.
Sin apoyo del DIF Municipal, ni de ninguna otra instancia, Ruiz Sosa, así como integrantes de la sociedad civil apelan a la solidaridad de las personas y piden que se sumen para apoyarles. En semanas anteriores, Honorina, con ayuda de un vecino, ha denunciado que el DIF Municipal "sólo la utilizó".
A la falta de higiene e insumos se suma, además, el hecho de que la vivienda no cuenta con agua potable, ni drenaje, parte de las promesas del DIF. Cuando las personas que ayudan a Honorina acudieron ante la presidenta de la colonia, quien se negó a gestionar el servicio, pues “trabaja con la señora Bernarda”, presidenta del DIF Municipal.
Asimismo, personal de la instancia municipal le quitó los documentos que acreditan la propiedad del terreno “para ponerlo a su nombre”, pero hasta el momento no se las han regresado.
Por otro lado, la falta de sistema de drenaje significa un riesgo a la salud de los hijos de Honorina. Hasta el momento, la única ayuda que Honorina y su familia ha recibido de manera constante es de la sociedad civil.