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Sus bondades y sencilla presencia han traspasado fronteras y conquistado a miles de personas en casi todos los países del mundo como uno de los cereales más ricos en la gastronomía mexicana. Maíz y agua, ingredientes que dan forma a la redonda tortilla, que además de alimentar, también tiene otras utilidades, puede ser cuchara, plato y hasta servilleta.


¿Quién no se ha enfrentado ante una situación en la que no hay utensilios para comer? Ante adversidades como éstas nada como partir la tortilla y con un pedazo hacer una suerte de cucurucho con la que podamos recoger un poco del alimento para llevarlo a la boca. ¡Que nada nos detenga!
Resulta que la tortilla también tiene una función secreta: puede funcionar como un plato. En una mano ponemos una tortilla de maíz, nuestra palma la hacmos como conchita y sobre ella una cama de arroz, frijolitos o el guiso de nuestra preferencia. Con la otra mano cuchareamos nuestro alimento y a comer se ha dicho.

Nos invitan a una fiesta y no hay servilletas de papel para limpiarnos la boca o no tenemos un tenedor para agarrar una pieza de carne: nada como trozar un pedazo de tortilla y limpiar la macha sobre nuestro rostro o tomar la pierna de pollo para seguir en la degustación de nuestro platillo. La tortilla es nuestra salvadora.

La tortilla de maíz es una de las herencias prehispánicas más importantes de México, por ello es importante preservarla como un rico tesoro de nuestra vida.