“Es la continuación de una serie que hice en 2012, una reflexión sobre la violencia a partir de los grabados de Goya, pero trasladados a la realidad mexicana, al sexenio calderonista y la guerra contra el narcotráfico”, abunda.
Para el autor, la “sacudida de violencia” que se vive en el mundo trastoca a todos los sectores de la sociedad, incluyendo al arte. Después de una búsqueda de autores que han abordado la violencia desde el arte, Flores encontró los trabajos de Theodor de Bry.

Las obras se dividen en cuatro series: El buen salvaje, Antropofagia, La destrucción de las Indias y América, pues de Bry, en sus grabados, realizó las primeras imágenes que se consumieron en Europa en el siglo XVI, sobre el nuevo mundo, en un momento clave: las crisis de religión en el viejo continente que hablan sobre la crueldad de la conquista y la evangelización.
Para Demián, parte de lo interesante de los trabajos que lo inspiraron es que Bry nunca vino a América, sino que basó su trabajo en las crónicas sobre la conquista, incluyendo ficción y aspectos que no correspondían a lo que sucedió.
“Lo que hice fue entablar un nuevo diálogo para actualizar las imágenes para hablar de la realidad desde nuestros pueblos, desde el México actual que se destruye desde adentro... tomando los escenarios que plantea de Bry, dislocar las imágenes e incorporar otros íconos cargados de nuestros referentes al pasado prehispánico o al presente de nuestras comunidades”, comenta.
El trabajo que Flores hizo por años permitió que las imagenes se convirtieran en contenedores de información sobre el México actual. Adicional a ello, especialistas colaboraron en la realización de un libro que analiza el arte que refleja la violencia. El texto se presentó en el coloquio internacional América, Visiones nuevas desde el viejo mundo, en el que participaron especialistas de la UNAM y la Universidad Politécnica de Valencia.