A cinco días de que los mexicanos acudan por primera vez a las urnas para elegir jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la Encuesta Nacional en Vivienda de Buendía & Márquez —elaborada en exclusiva para EL UNIVERSAL— revela un panorama de bajo conocimiento, interés moderado y nivel de participación incierto.
El contraste con la elección presidencial de 2024 es claro, ocho de cada 10 entrevistados (78%) conocían la fecha de los comicios; hoy apenas la mitad (50%) sabe que la elección judicial será el próximo domingo 1 de junio, y cuatro de cada 10 la desconocen. En cuanto al interés, el país se parte en dos mitades casi exactas: 50% declara estar “muy” o “algo” interesado, mientras 48% reconoce poco o ningún interés.
Ese desinterés se refleja en ladisposición a votar: 37% afirma que “seguramente votará”, muy lejos de 71% que decía lo mismo en mayo de 2024, a un mes de la contienda presidencial. La diferencia anticipa unaparticipación bajay, por ende, mayorincertidumbresobre el resultado. Vale subrayar que los entrevistados suelen sobrestimar su asistencia a las urnas, en 2024 la participación real fue de 61%. Queda por ver si en esta elección inédita calibran con mayor o menor precisión su propensión a votar.
La brecha partidista completa el cuadro: entre quienes se identifican con Morena, 47% aseguran que acudirán a votar, mientras que en el blode PAN y PRI la proporción baja a 31%. Los independientes muestran un entusiasmo similar al opositor (28%). En el plano sociodemográfico reaparece el patrón habitual: la propensión a votar crece con la edad y describe la curva en “U” con respecto a la escolaridad, con mayor disposición en los niveles más bajos y más altos.
El debate en torno a la elección judicial cobró fuerza tras las críticas del expresidente Ernesto Zedillo, quien advirtió que la reforma podría comprometer la democracia. Un 29% de los encuestados recuerda esas declaraciones. Al preguntar si con la reforma “México podría dejar de ser una democracia y convertirse en una tiranía”, 27% está de acuerdo y 60% se muestra en desacuerdo con esa opinión.
Las palabras de Zedillo dividen a los opositores: la mitad coincide con él y 50% no, aunque el tamaño del grupo es reducido para extraer conclusiones firmes. Entre los independientes ocurre algo parecido: la mitad discrepa, y el resto se dispersa en otras opciones. Entre los morenistas, en cambio, existe consenso (71%) en rechazar que la reforma judicial ponga en riesgo la democracia.
En síntesis, la primera elección popular del Poder Judicial enfrenta un déficit de conocimientoy un caudal participativo todavía incierto. El reto de convertir esta novedad institucional en unacita cívica atractivasigue presente.