“En un Estado donde hay vulnerabilidad para la prensa, y [que] es el lugar más peligroso de la región para ejercer el periodismo, [que] un presidente o un líder [con] millones de seguidores [haga] una expresión poco cuidada o que estigmatiza o desacredita a la prensa puede generar más violencia, o que un fanático, ahora en las redes sociales, ataque a periodistas”, planteó.
A pregunta expresa, el relator expuso que “nadie niega que el Presidente tiene libertad de expresión. Ahora, también es la autoridad [la] que tiene la responsabilidad de proteger los derechos de los ciudadanos, entre ellos los periodistas, y por lo tanto tiene un deber de [cuidar] cómo se expresan, porque si la autoridad —que tiene que evitar la violencia contra quien ejerce la libertad de expresión— los ataca, los pone en mayor vulnerabilidad”.
“Se debe tener especial cuidado [al] referirse a determinados grupos, como periodistas defensores de derechos humanos u opositores, y eso no aplica sólo para un país. Se ha dicho frente los gobiernos de Donald Trump, en Estados Unidos; Jair Bolsonaro, en Brasil; Nicolás Maduro, en Venezuela, y Vicente Correa, en Ecuador.
“Los presidentes tienen que reconocer el rol fundamental [de] la prensa en la democracia, condenar agresiones y no [estigmatizarla o desacreditarla]”, afirmó.