Recordó que en Guerrero, unas 120 mil personas, la mayoría campesinos, siembran amapola, en comunidades pobres y aisladas y se estima que de manera clandestina se produce el 50% de la amapola del país.
No obstante, los opioides para pacientes terminales están fuertemente restringidos y con desabasto “alarmante”.
Añorve dijo que con su iniciativa se abre una oportunidad de darle vuelta a esta situación y convertir una situación penosa para muchos campesinos en una oportunidad de desarrollo económico para esas comunidades.
La iniciativa fue turnada las comisiones de Salud y Estudios Legislativos para su análisis.