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"Escribí esa canción porque mi padre me trató como a un amigo desde pequeño, llevándome a todas partes", explicó el artista, quien pasó entonces por una "crisis tremenda" que le llevó a pensar "en dejarlo todo y volver al pueblo donde nació".

Mi madre y yo lo plantamos
En el límite del patio
Donde termina la casa
Fue mi padre quien lo trajo
Yo tenía cinco años
Y él apenas una rama
Al llegar la primavera
Abonamos bien la tierra
Y lo cubrimos de agua
Con trocitos de madera
Hicimos una barrera
Para que no se dañara
Mi árbol brotó, mi infancia pasó
Y hoy bajo su sombra que tanto creció
Tenemos recuerdos mi árbol y yo
Con el correr de los años
Con los pantalones largos
Me llegó la adolescencia
Fue al sobra de mi árbol
Una siesta de verano
Cuando perdí la inocencia
Luego fue tiempo de estudios
Con regresos a menudo
Pero con plena conciencia
Que iniciaba un largo viaje
Sólo de ida el pasaje
Y así me gano la ausencia
Mi árbol quedó, y el tiempo pasó
Y hoy bajo su sombra que tanto creció
Tenemos recuerdos mi árbol y yo
Muchos años han pasado
Y por fin he regresado
A mi terruño querido
Y en el límite del patio
Ahí me estaba esperando
Como se espera a un amigo
Parecía sonreírme
Como queriendo decirme
Mira, estoy lleno de nidos
Ese árbol que plantamos
Hace veintitantos años
Siendo yo apenas un niño
Aquél que brotó, y el tiempo pasó
Mitad de mi vida con él se quedó
Hoy bajo su sombra que tanto creció
Tenemos recuerdos mi árbol y yo

"Su muerte significó la muerte de todos los cantantes del mundo", dijo.
Cortes compartió estudio y escenario con otras grandes voces de Latinoamérica, como sus compatriotas Mercedes Sosa y Estela Raval, voz de Los Cinco Latinos, con la que grabó el álbum "En un rincón del alma", el cual contenía la emblemática canción del mismo nombre que también interpretaría a dúo con María Dolores Pradera.

España, de hecho, se convirtió en un lugar especial. En ese país fijó su residencia, donde cantó a Antonio Machado, a Miguel Hernández y a Federico García Lorca, también a las víctimas del atentado terrorista del 11M (el cual coincidió con su cumpleaños) y fue donde una noche de 1967 empezó a convertir su nombre en leyenda en una velada sin micrófonos en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.