Más Información

Detienen en campo agrícola de Hermosillo a prófugo de la justicia de Oaxaca; se le acusa de violación

Por segundo día, pobladores bloquean acceso a la comunidad de Reforma de Pineda en el Istmo de Oaxaca
Al mismo tiempo, otorgó 7 mil 600 tarjetas con 15 mil pesos cada una, con el fin de reparar 7 mil 600 casas que tuvieron daños parciales.
Sin embargo, por diversas razones, poco más de 5 mil personas damnificadas fueron excluidas de este beneficio.
No fue sino hasta 2019 cuando el gobierno federal apoyó a 839 personas cuyos inmuebles registraron daños totales; no obstante, quedó bajo la responsabilidad del gobierno estatal el atender las demandas de las 4 mil 341 personas restantes cuyas casas tuvieron daños parciales, sin que recibieran apoyo gubernamental alguno.
Pero tras la atención de los servidores públicos, la ayuda de 15 mil pesos para reparar los daños dejados por los terremotos nunca llegó.
“No podemos aceptar esa propuesta, si tan solo un camión de arena cuesta 2 mil pesos. Es una grosería, una falta de respeto”, expresa.
Hace cuatro años, semanas antes del terremoto del 7 de septiembre, la construcción de un metro cuadrado en esta ciudad istmeña tenía un costo de entre 3 mil y 4 mil pesos. Si se consideran estos costos, para que las personas que perdieron totalmente su vivienda construyeran un espacio de 200 metros cuadrados, como suele ser el tamaño de las casas tradicionales de Juchitán, se habrían requerido en ese tiempo entre 600 mil y 800 mil pesos.
No obstante, el gobierno solo les dio 120 mil pesos .
“Ahora, con 5 mil pesos, ¿qué podremos hacer?”, se pregunta Armando Pineda.
“¿De dónde sacaron esa categoría?”
El año 2022, comenta Armando Pineda, será crucial para las familias damnificadas porque según el presupuesto de la federación, dice, ya no habrá apoyos más adelante para el programa de reconstrucción.
Con un ingreso inestable y bajo, debido a causas ajenas a su voluntad, si antes le resultaba difícil reparar su casa, ahora la tarea parece imposible.
Por su parte, don Rafael, un campesino que sobrevive de la venta de su cosecha de maíz, cuando se logra, dice que todavía espera que ahora sí le cumplan con sus necesidades.
“Me pidieron mi nombre, tomaron fotos de la casa dañada y ahora esperamos que nos cumplan. Yo, como campesino, sin sueldo fijo, no tengo dinero para arreglar la casa”, plantea, directo.
Hay mucha gente bajo esas circunstancias, dice el presidente del comité de vecinos, quien está convencido que en las protestas de enero de este 2022, se sumarán cientos de personas que necesitan del apoyo gubernamental para que cuenten con una vivienda digna.
“Ahí estaremos e iremos a la Ciudad de México”, declara.