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“Mis abuelas me criaron al calor de la tortilla, ellas nos enseñaron a hacer estas labores, nos decían vete al molino, ponte a hacer unas memelas o prende el fogón”, recuerda la mujer mientras prepara las enormes tortillas para colocarlas en el comal, mismo que estaba colocado sobre una tina de metal acondicionada como bracero, con barro y tabiques rojos.

“Nosotras sembramos nuestro maicito, el blanco, el azul o el amarillo. Ya en la temporada, con el agua del tiempo, va creciendo la milpa y ya es en noviembre cuando comenzamos a ir a cosechar nuestro maíz, luego a desgranar y lo ponemos al sol para que se vaya secando y lo vamos procesando, así poco a poco vamos usando el maíz de nuestra cosecha”, cuenta.
Como ella, en San Antonio de la Cal prácticamente todas las mujeres se dedican a este oficio, por lo que se considera a la comunidad como la cuna de esta tortilla, afirma Araceli Mendoza León, consejera de Salud de la población y una de las organizadoras de la feria.
“Las tlayudas las traemos de generación en generación, desde nuestras bisabuelas. Todo comenzó con una tortillita hecha a mano, con un tortillero de madera. Esa fue evolucionando, primero fue una tortilla pequeña, luego una mediana y ahora hay de muchos tamaños y usamos el tortillero, una prensa de fierro, en el que nos apoyamos para extender un poquito la masa”, explica la funcionaria.
Araceli Mendoza dice que aquí desde los 6 o 7 años las niñas comienzan a relacionarse con este oficio, gracias al cual las mujeres se han convertido en pilares de la economía familia y comunitaria, “Con las tlayudas hemos mantenido y apoyado a nuestra pareja, al esposo, a sacar a delante a los hijos, muchos de ellos ya profesionistas”, detalla en entrevista.
“Las mujeres traemos esas raíces desde hace mucho años y aquí se ha considerado la cuna de las tlayudas porque ya tenemos demasiados años con esta labor, con este trabajo tan enorme, muy muy laborioso, pero de verdad que nos gusta mucho hacerlo, porque es con el que hemos salido adelante las mujeres con nuestros hijos y nuestras familias”, agrega.

Pese a la importancia de esta labor, las productoras señalan que en realidad no existe un censo de cuántas mujeres se dedican este oficio en San Antonio de la Cal, pero saben que la mayoría de las mujeres participan en esta labor. También cuenta orgullosas que sus tortillas de entre 35 y 45 centímetros son tan reconocidas, que las productoras las venden lo mismo en mercados tradicionales de la ciudad de Oaxaca como en otras comunidades de los Valles Centrales, donde no se elaboran de manera tradicional.
La consejera de Salud también explica que la población esperaba con ilusión el regreso de la Feria de la Tlayuda, que debería celebrar su edición número once si no hubiera llegado la pandemia. Este entusiasmo, agrega, se debe a que gracias a ella se han dado conocer como productoras y ahora incluso envían sus tortillas fuera del país
Las productoras como María y otras mujeres de San Antonio de la Cal son conscientes de la fama internacional que ha ganado la tlayuda, platillo que se ha convertido en una especie de embajador natural de Oaxaca.
Ante ello, explican que las tlayudas pueden variar de color y tamaño, aunque las que se producen en esta comunidad zapoteca son de maíz blanco, amarillo y azul o moradito, Y pueden ser tostadas o cocidas. También describen que este platillo, en su forma original, se debe preparar con asiento de puerco, pasta de frijol de la milpa, verdura como lechuga romanita y jitomate. También puede acompañarse con chepiche, nopales asados y chile de agua. Usualmente, agregan, llevan quesillo y carne, que puede ser tasajo, chorizo, costilla, cecina, etcétera.
“Deber llevar estos ingredientes para que nosotros sepamos que es nuestro sabor y sazón de nuestra tlayuda, eso es lo que nos da orgullo a nosotras”, dice María Martínez.

Las productoras dicen que la forma de servirse siempre es a gusto del cliente, pero ellas acostumbran servirlas extendidas, pero si el comensal pide que se partan a la mitad, pueden cerrarse para tal fin.
“Queremos que vuelva a reactivarse la feria. Sí han venido a visitarnos pero es un proyecto que esperamos que en el futuro sea más grande, que con el paso de los años vaya creciendo aún más”, finaliza Araceli Mendoza.