Las ofrendas para recibir a los difuntos se adornan desde antes del 31 de octubre, pero los alimentos se colocan ese día. Desde una semana antes se comienza con los preparativos, porque a partir del 31 la casa debe estar bien ordenada y con la puerta siempre abierta, porque en ese en ese momento van entrando las almas para convivir”, dice el agente municipal Guillermo Pérez Flores.

A eso de las nueve de la mañana del día primero, las mujeres terminan de poner sus ofrendas, adornadas de plantas y flores y de la región. “Cuando se termina de poner los alimentos, almorzamos todos, después de eso, se va a visitar a las comadres, todo el día es de paseo acá”, cuenta Elia.
También durante ese día las personas se pasean de una casa a otra e, incluso, entre comunidades triquis. Se toma y se bebe con parientes y familiares y se convive con los difuntos.
Elia cuenta que ya espera la visita de sus ahijadas y ahijados. Después ella hará lo mismo con otras comadres y así continuamente. “Si yo tengo ahijados ellas me vienen a visitar, me traen caldo de res, pozole, totopo, o lo que ellos cocinaron para su altar y yo les tengo que dar lo que yo prepare para ellos. Los alimentos son para convivir con los familiares y allegados”
Los vecinos de San Juan Copala indican que el cementerio de este lugar es donde casi todas las almas emergen, por la antigüedad del lugar. “Es el más antiguo y el primero que establecieron las familias triquis cuando San Juan Copala era el centro ceremonial más importante para nuestra nación”, agrega Guillermo Pérez.

Las mujeres triquis llegan a hacer más de 300 piezas de totopos por familia; nueve piezas acompañan cada plato de caldo de res, en las ofrendas se colocan nueve platos, por lo tanto, son nueve piezas por platillo.
Por la ligereza de los totopos y el tueste, son el alimento de las ánimas durante su retorno al siguiente año, comenta Herlinda Flores de Cieneguilla Copala.
Lo tenue también es para el altar: “La creencia de mi abuelita es que lo que adorna el altar no debe ser muy pesado, porque lo que se pone en el altar es para que se lo lleven los difuntos, para que se puedan llevar su altar. Aunque ahora ha ido variando la mesa del altar, por ejemplo”, agrega Guillermo.
María, otra habitante de la comunidad, recuerda que desde siempre se ha festejado el Día de los Fieles Difuntos. Su abuela, recuerda, le contaba que se hacían totopos en estas fechas, además de comer caldo de res y adornar los altares con flores y plantas de la región.
Herlinda Flores, por ejemplo, este año pondrá 18 platos con sus respectivos 18 montones de nueve piezas de totopos a su ofrenda. Comenzó desde el martes pasado a hacer totopos, lleva ya cuatro costales y concluyó este sábado 29 de octubre, para ahora sí dar inicio al ritual y la celebración.
