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El arquitecto detalló que los pilares tienen también una doble función estructural; sirven como unidad independiente y funcionan como uno antecesor de otro; si uno falla está el otro para cargar. Además los pilares de madera fueron reutilizados, ya que formaron parte de las casas tradicionales que cayeron con el terremoto y que las familias desecharon por ligarlos erróneamente a la desgracia o al peligro.

Foto: Roselia Chaca
Además, dijo, se recuperó el estilo de la casa tradicional vernácula que se tenía en toda la región del Istmo de Tehuantepec antes de los pilares de ladrillo o el concreto, es decir, los pilares eran de madera. Una referencia visual que se tiene sobre la arquitectura vernácula son los registros que realizó Miguel Covarrubias en su libro “El Sur de México” publicado en 1946.
“La reconstrucción y las intervenciones se realizaron por una cuestión técnica, de construcción, de seguridad y para cubrir los lineamientos que imponen las instituciones como el INAH. Las maderas que van como pilares están sometidas a inspecciones de ingeniería que determinaron que son altamente resistente y soportan por mucho la carga. Son además elementos de las viviendas que el sismo destruyó, así que son un homenaje a esas casas que no regresarán y un recordatorio de las viviendas más antiguas que tenían corredores con pilares de madera”, detalló el arquitecto residente.

Foto: Roselia Chaca
El inmueble ha sufrido al menos dos modificaciones a lo largo de sus 50 años de fundación. La primera restauración fue en 1995 y se hicieron algunas modificaciones, de acuerdo con los firmantes, como ubicar el acceso principal junto a la entrada a la iglesia y la adecuación de un auditorio. Después, en 2010 se realizó una intervención en las cubiertas, acabados, instalaciones y modernización del auditorio.
Sin embargo, sostienen que en ambos trabajos se respetaron la arquitectura y elementos originales de la construcción. “Esa restauración en cierto modo generó una revaloración de la arquitectura tradicional en la población influenciada ya por una visión modernista trastocando valores culturales propios”, aseguraron.
De acuerdo a Michel Pineda, director de Cultura del ayuntamiento de Juchitán, y responsable del proyecto de reconstrucción de éste y otros inmuebles públicos, con recursos del Programa Nacional de Reconstrucción del gobierno federal se logró terminar la segunda etapa del proyecto.
Esta segunda etapa consistió en el levantamiento de muros, techo y aplanado de toda la ala norte, que va de la biblioteca hasta la sala de arte; en esta segunda fase se invirtieron 5 millones de pesos, mientras que en la primera etapa del 2019 fueron otros 3 millones.
La tercera etapa de la reconstrucción comenzó en mayo y contó con la intervención de la Fundación Harp Helú, con una inversión de 5 millones de pesos. Los trabajos irán de la sala de arqueología hasta el salón de música y se espera su entrega a finales de 2021.