Con su cuadernillo en mano, Paula repite una y otra vez por el micrófono la pregunta que los encuestadores les van a hacer a los habitantes de Corralero: “Si por sus antepasados y, de acuerdo con sus costumbres y tradiciones, ¿usted se considera negro, afromexicano o afrodescendiente? A lo que deben de responder: ‘Pero por supuesto que sí’”, les explica.
Para llegar a esta comunidad de la Costa Chica o costa negra de 2 mil 500 habitantes se parte de Pinotepa Nacional en el transporte público y se recorren 27 kilómetros, en 45 minutos, hasta una de las comunidades considerada cuna de los pueblos negros en México, pues hay antecedentes de que sus antepasados fueron esclavos africanos que llegaron en la época de la Colonia por la zona costera.
No todos están enterados del censo que el Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi) arrancará los primeros días de marzo, por ello, Paula se esfuerza todos los días no sólo en los altavoces, también asiste a escuelas para sensibilizar a los jóvenes de la importancia de reconocerse afro y de replicar la información con sus padres.
“Llevo muchos años en la lucha por el reconocimiento constitucional, eso ya lo logramos, ahora estamos trabajando para que nos cuenten bien”, indica la integrante de la organización Movimiento Afromexicano.
La campaña, que es financiada por la fundación W.K. Kellogg, con el desarrollo creativo del Colectivo para Eliminar el Racismo en México (Copera) y en colaboración con organismos federales, tiene como objetivo que la población negra en México se identifique de manera afirmativa.
Por primera vez en un censo se identificará a las personas afromexicanas para saber cuántos son, dónde se ubican y cuáles son sus condiciones de vida. La información ayudará a visibilizar a esta población para que el gobierno pueda elaborar políticas públicas inclusivas destinadas a su bienestar y el desarrollo, tal como lo establece el artículo primero constitucional.