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“El poema habla de que las mujeres sí podemos hacer lo que soñamos, que tenemos derecho a ser libres”, explica otra de las participantes, Elvia Rosales Enríquez.

“Las mujeres sí soñamos / nuestros corazones se agitan / nuestros labios se mueven / y desciframos las palabras”, dice un fragmento del poema escrito por las niñas.
Areli cuenta que en él expresan lo que sienten, porque en su comunidad no las dejan manifestar sus sentimientos. “Nos da miedo expresarnos porque nos pueden lastimar”, dice.
El trabajo de Semilleros Creativos se realiza con niños y adolescentes tanto de primaria como de telesecundaria y telebachillerato.

Con el grupo de sexto de primaria de la comunidad, por ejemplo, se formó un colectivo de teatro, en la telesecundaria los jóvenes realizan libros de artista en los que escriben su autobiografía, que posteriormente serán ilustrados por ellos mismos, y en el telebachillerato preparan la adaptación a radio novela de un libro de un autor mixteco.
“El objetivo último es que el arte nos sirve para conocer la realidad y tener un posicionamiento crítico sobre ella. Este ejercicio creativo pretende eso, que sea un ejercicio ciudadano, de derechos culturales, donde la palabra se fortalece para que se nombre, porque estamos trabajando en comunidades que tienen los índices de marginación más altos en la región, donde nunca se había hecho trabajo cultural así”, comenta.
Poco a poco, dice, se han ido ganando la confianza de la población y actualmente cuatro docentes atienden a más de 200 niños y adolescentes.

El programa Semilleros Creativos, agrega Gálvez Gómez, es pionero en ese sentido porque acerca una propuesta de trabajo a lugares donde nunca antes se había llevado, porque el arte “ha sido una práctica para los privilegiados”.
“Me parece que el arte se ha concentrado en los espacios urbanos y en municipios como Zahuatlán no solamente se han olvidado de las políticas públicas culturales, también se han olvidado de todo tipo de políticas públicas, las que tienen que ver con vivienda, con transporte, con salud”, señala.
En ese sentido, sostiene que debe buscarse el rescate de toda la cultura del pueblo Ñuu Saavi, y que se ha catalogado más como folclor que como arte.
Explica que si se trabaja la tradición oral y la lengua se encontrará que todo el simbolismo y la iconografía son en sí mismos arte.
“Es el arte de nuestros pueblos, es un modo simbólico de entender el mundo, la vida, las relaciones sociales, y que tiene un valor artístico muy grande y se deja en la línea del folclor, no se permite explorar y abrir la posibilidad para que los niños Ñuu Saavi comiencen a hacer experimentación artística desde su identidad. Es una oportunidad muy valiosa”, finaliza.