La tlayuda es uno de los íconos culinarios más representativos de Oaxaca. Su sabor inconfundible, su textura crujiente y su preparación tradicional al calor del anafre la han colocado en el corazón de la cultura gastronómica mexicana. Pero más allá de su popularidad, ¿alguna vez te has preguntado qué significa realmente la palabra “tlayuda”?

Origen y significado de la palabra tlayuda
De acuerdo con la Fundación Alfredo Harp Helú, el término tlayuda, también escrito y pronunciado como “clayuda” en distintas regiones de Oaxaca, proviene del adjetivo tlayudo, que en náhuatl y español regional significa “fuerte”, “correoso” o “resistente”. Es decir, se refiere a una tortilla grande, firme y ligeramente correosa que se distingue tanto de la tortilla blanda como de la tostada.
Este término se usaba no sólo para describir alimentos, sino también a personas robustas o recias.
Por su parte, el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, afirma que el término tlayuda proviene del náhuatl tlao-li que significa maíz desgranado, complementado con el sufijo “uda” que denota abundancia.

Sea cual sea el significado que más se ajuste a tu contexto, no cabe duda que la tlayuda es uno de los platillos más amados por los mexicanos. Tanto así que en 2020 Netflix Latinoamérica lanzó una encuesta a través de Twitter, ahora X, en la que los participantes determinaron que la tlayuda es el mejor platillo "callejero" de la región.

Las primeras menciones históricas
Las referencias más antiguas a la tlayuda se remontan a principios del siglo XX. En 1926, Eulogio R. Valdivieso ya hablaba de la “sabrosa clayuda” como una especie de tortilla cocida parcialmente en el comal y luego recalentada con el calor del fuego.
También el general Donato Bravo Izquierdo mencionó en sus memorias de la rebelión delahuertista (1923-1924) haber servido “tlayudas” como parte de una comida típica del Istmo de Tehuantepec.
Te interesa: ¿Qué es el caldo de gato, el famoso platillo de los Valles Centrales de Oaxaca?
Estas menciones revelan que tanto en los Valles Centrales como en el Istmo, el uso del término ya era común desde entonces, aunque coexistían las variantes “tlayuda” y “clayuda”, ambas aceptadas y utilizadas hasta hoy.

La tlayuda y su transformación cultural
Tras el terremoto de 1931 que devastó la ciudad de Oaxaca, surgieron esfuerzos por promover el turismo y la identidad local. Fue entonces cuando la tlayuda comenzó a figurar en textos de promoción cultural como un emblema de la “cocina oaxaqueña típica”.
En 1933, la revista El Mundo Gráfico describía la tlayuda como una opción accesible, recalentada con “asiento”, grasa de cerdo, y acompañada de salsa picante.
Lee más: Mil Islas: El paraíso secreto de la Cuenca del Papaloapan que pocos conocen de Oaxaca
Así, una tortilla que antes podía considerarse humilde o popular, fue ganando prestigio como símbolo de la gastronomía local, al grado de ser reconocida en años recientes como una de las mejores comidas callejeras de América Latina.
Un legado vivo de la cocina oaxaqueña
Hoy en día, comer una tlayuda en Oaxaca no sólo es una experiencia culinaria, sino también cultural. Sentarse en una silla de plástico mientras el humo del anafre envuelve el aire es una tradición que conecta generaciones. Ya sea con cecina, tasajo o chapulines, la tlayuda sigue viva.