¿Te imaginas que un antiguo templo aparezca de la nada? En el corazón del Istmo de Tehuantepec, este fenómeno se vuelve realidad.
Cada año, cuando las aguas de la presa Benito Juárez descienden, emerge de ellas una antigua iglesia dominica en el pueblo de Santa María Jalapa del Marqués, un reflejo de la riqueza cultural de la civilización zapoteca.

Este suceso, que ocurre durante la temporada de sequía, ha convertido a este lugar en un destino fascinante y en un tesoro escondido de la región.
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Un tesoro que se revela
Lo primero que se asoma del templo son sus dos cúpulas, seguidas por sus imponentes muros y columnas. Una vez que el agua se retira por completo, se revela la estructura en todo su esplendor, permitiendo apreciar a detalle la belleza de su arquitectura.
Este espectáculo visual cautiva a miles de visitantes y revela una historia oculta.
La historia detrás de las aguas
La historia de esta iglesia es tan asombrosa como su reaparición. En enero de 1961, el pueblo de Jalapa del Marqués fue intencionalmente inundado para construir la presa.

Sus habitantes fueron reubicados, pero el templo se mantuvo en pie, sumergido bajo 947 hectómetros cúbicos de agua provenientes de los ríos Tehuantepec y Tequisistlán.
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Fotografías antiguas muestran cómo era el lugar antes de la inundación, rodeado de casas y palmeras. La presa fue creada para dotar de agua a los sembradíos de los municipios vecinos, pero la sequía, aunque revela el templo, también afecta a la comunidad de Jalapa, impactando una de sus principales actividades económicas: la pesca.
¿Cómo llegar al Templo de Jalapa del Marqués?
Para visitar este destino desde la capital de Oaxaca, la ruta más directa es tomar la carretera Oaxaca-Tehuantepec. Este camino te guiará hasta la zona de la presa donde se encuentra la iglesia.
El trayecto es de aproximadamente 223 kilómetros y toma alrededor de 4 horas y 13 minutos en automóvil.