Se trata de la iguana negra, verde, café o con vivos blancos; propios y visitantes desean que esté presente en los tamales y en los guisados.

Horas antes del Domingo de Ramos, en las casas de las familias juchitecas se conservan prácticas comunitarias, como ir al mercado a comprar flores, unos días antes acudieron al panteón del mismo nombre, limpian las sepulturas y espera la llegada del día de fiesta en el cementerio.
Para ese año, doña Juana no hará sus tradicionales tamales de iguana.
Para mañana, Domingo de Ramos, quien desee comerse un tamal, deberá desembolsar 50 pesos por pieza. Por todos los problemas que existen en las carreteras, una docena de iguana cuesta, en Juchitán, 500 pesos.