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En el bullicioso poniente de la ciudad de Oaxaca, donde la Carretera Internacional Cristóbal Colón conecta con la vida cotidiana de miles de personas, se encuentra uno de los rincones más auténticos y sabrosos de la capital: el Mercado Zonal de Santa Rosa Panzacola. Con más de 35 años de historia, este mercado no solo es un espacio comercial, sino un centro cultural vivo, donde cada mañana inicia con aromas a comal, pan recién horneado y jugos de frutas frescas.
Para quienes buscan iniciar el día con un desayuno oaxaqueño lleno de identidad, este es el lugar perfecto.

Desayunar en el mercado: un ritual oaxaqueño
Desde temprano, el Mercado Zonal de Santa Rosa se llena de vida. Comerciantes, vecinos, turistas y trabajadores de la zona llegan en busca de algo más que alimentos: buscan el sabor casero que solo se encuentra en un mercado tradicional.
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La zona de comedores es uno de los principales atractivos, con platillos que reflejan la riqueza culinaria de Oaxaca. Las opciones van desde unas sencillas pero sabrosas memelitas al comal, hasta tlayudas crujientes, entomatadas, enfrijoladas, enchiladas, empanadas de flor de calabaza, tamales de mole negro, rajas o dulce y platillos más contundentes como barbacoa, pancita y chiles rellenos.
Los desayunos en este mercado no solo alimentan el cuerpo, también nutren el alma con la calidez de su gente y el ambiente comunitario que se respira en cada pasillo.

Ingredientes frescos, sabores auténticos
La experiencia de desayunar en el Mercado Zonal de Santa Rosa no se limita a la zona de comedores. Lo que hace especial a cada platillo es la calidad de los ingredientes, muchos de los cuales se adquieren ahí mismo: frutas y verduras frescas de los Valles Centrales, carnes de res, cerdo o pollo, quesos y quesillo de calidad artesanal, panes horneados en leña y tortillas hechas a mano.
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Tradición, identidad y comunidad
Además de su propuesta gastronómica, el mercado destaca por su valor social y cultural. Ha sido testigo del esfuerzo diario de comerciantes que, generación tras generación, sostienen la economía local y preservan prácticas comunitarias como el trueque, el sistema de cargos y la organización colectiva.
La reciente celebración de su 37º aniversario fue una muestra de esta identidad viva. Con calendas, bailes y gastronomía, el mercado reafirmó su papel como uno de los corazones latientes de Oaxaca.
Un punto de encuentro en crecimiento
La ubicación estratégica del mercado —en una de las principales entradas a la ciudad— lo convierte en un sitio de paso obligado tanto para habitantes como para visitantes. Su amplia oferta y su ambiente seguro y limpio lo hacen ideal para comenzar el día, ya sea con un desayuno rápido o con una experiencia completa que incluya compras, conversar con los locatarios y la degustación de nieves artesanales de hasta 29 sabores.
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Aquí, los clientes son más que números, son personas conocidas por nombre. Se saluda, se platica, se recomienda. Es un mercado con alma. Es un espacio donde la gastronomía oaxaqueña cobra vida desde las primeras horas del día, donde la comunidad se encuentra, y donde los sabores se entrelazan.