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Sin avances en obras de los Polos de Desarrollo, a 6 años de la creación del Corredor Interoceánico en Oaxaca
Su trabajo está conformado por 10 piezas en diferentes formatos; algunos de ellos miden 70 por 100 centímetros, dimensión considerada grande para el dibujo.
“Me emocionó y motivó a realizar mi propia búsqueda de trabajar en blanco y negro, dejar el color, un poco como ejercicio. Empezó como un tipo de ejercicios para soltar la mano. Cuando uno está pintando, el detalle es muy minucioso, muy finito, muy controlado y el carbón es más libre, más gestual, entonces hacía ejercicios en la mañana de dibujos con carbón.
“Esos ejercicios cuando pensé la exposición de Nodo, se fue transformando, ya no fue el dibujo gestual. Se fue acercando más a mi trabajo como precisó, minucioso, detallista, en el cual me caracteriza un poco, el trabajo de plantas, realista, naturalista”.

“Muchas veces y lo digo cuando doy clases de dibujo es como hacer ejercicios de observación de contemplación. Mi obra es eso, contemplación, lo minucioso”.
Pero al final de cuentas conoció el arte y de inmediato pensó que eso era lo suyo y por mucho tiempo se dedicó a ello, sin pintar a la naturaleza que ahora identifica a su obra, o sin la biología; pero esa necesidad de querer volver a la exploración de la naturaleza y de las plantas, seguía ahí.

“Gracias, principalmente a dos maestros que tuve, que me ayudaron a reconocerme y encontrarme de nuevo y de ahí me fui hacia el realismo, porque me siento como un ilustrador científico. No lo soy, no creo que mi obra sea así, pero sí me siento como alguien que estudia una planta, que intenta estudiarla a la perfección”.