“Todavía se esperan más contagios, de acuerdo a las otras oleadas. El incremento ha sido de siete semanas antes de llegar al pico máximo y llevamos cinco viendo este incremento (...) Faltan un par más para llegar al máximo, y de ahí comenzará a descender, dependiendo de que se sigan las medias”, alerta.
Nakamura explica, por ejemplo, que en lo que va de este año suman 22 personas que han fallecido como consecuencia de la enfermedad respiratoria y de esas 22 defunciones, 18 corresponden a personas que no recibieron la vacuna, mientras que las otras cinco eran pacientes con esquema completo o incompleto de vacunación, pero que padecían otras comorbilidades que impidieron que se generara la correcta respuesta inmune tras recibir la vacuna.
“Sí vemos una diferencia importante. La vacuna no impide que nos infectemos, pero si hay personas ya inmunizadas, se reduce la hospitalización, las consecuencias graves y las defunciones”, señala.
De acuerdo con la especialista, en esta cuarta ola el grupo etario más afectado es el de jóvenes y adultos jóvenes; es decir personas de 20 a 40 años, seguido de los adolescentes y de los niños. No obstante, a diferencia de las oleadas anteriores, hospitalizaciones y defunciones se han mantenido muy por debajo, pero entre más aumenten los contagios, también incrementarán los casos graves.
Esta diferencia en el comportamiento del virus, explica, se debe al avance de la vacunación que, paradójicamente, desata comportamientos irresponsables en la población, sobre todo los jóvenes, escudados en una falsa sensación de seguridad.
“La diferencia es sustancial. Es muy importante el comportamiento de la población. La infección puede ser más leve en jóvenes porque hay una buena respuesta inmune, pero sí se están contagiando; 48% de las infecciones se da en personas vacunadas”. dice.
Esto es grave, sobre todo porque las defunciones siguen cayendo arriba de los 50 años y alguien con síntomas leves puede llevar la infección a casa y contagiar a un familiar vulnerable.
“A lo mejor a los jóvenes no les da una infección severa y con siete días de reposo salen sin consecuencia, pero si alcanza a personas susceptibles, las consecuencias son otras”, dice.