Los desechos generados por las industrias del mezcal, forestal y agrícola para la generación de biomasa y su uso como combustible, representa un potencial económico para Oaxaca, según un reporte del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) del Congreso del Estado.
Se trata, explica, de aplicar la “bioeconomía” para diseñar e implementar políticas de desarrollo productivo e innovación para contribuir a “generar un gran impulso ambiental”.
“El desarrollo de estrategias de bioeconomía permite transitar hacia formas de producción y consumo sostenibles con fuerte generación de empleo e ingresos, donde se minimice o elimine la generación de desechos y el uso de combustibles y recursos de origen fósil”.
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La idea, abunda, es implantar la cadena de valor y el uso de biomasa agrícola y forestal en aplicaciones energéticas de micro y pequeña industria oaxaqueña. La biomasa se refiere a la materia orgánica vegetal o animal que puede usarse como fuente de energía.
La Cesop señala un estudio realizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en el que en Oaxaca se identificaron tres principales fuentes: los ladrilleros, cerámicos artesanales y hornos mezcaleros; y tres industrias: ladrillera, mezcalera y alfarera, ubicadas en los Valles Centrales, Sierra Sur y Sierra Juárez; y tres empresas, la cementara Cooperativa Cruz Azul Lagunas, Azucarera en el Ingenio Adolfo López Mateos y el Refugio; y la papelera Biopapel ubicadas en Tuxtepec, Istmo y en la Cuenca del Papaloapan.
En la industria mezcalera, se destacan las regiones de Valles Centrales, Sierra Sur, Sierra Norte, y Mixteca, debido a la concentración de más del 85% de palenques mezcaleros del estado. Se caracteriza por la producción artesanal con hornos tradicionales y el uso de leña como combustible.
De acuerdo con los datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI, más del 70 por ciento de las unidades dedicadas a la elaboración de alfarería, porcelana y loza se concentran en los Valles Centrales.
En el estudio se advierte, por ejemplo, que la industria del mezcal consume cerca de 17 mil toneladas de leña cada año y las ladrilleras alrededor de 40 mil toneladas de aserrín anuales.
Las fuentes de biomasa detectadas en Oaxaca se encontraron en siete de 77 cultivos que se producen en el estado. La caña que genera residuos como hojas y puntas, el agave con pencas, el café cereza que deja cáscaras como residuos, la piña que deja rastrojo, el coco y copra que dejan concha, el trigo grano que genera paja de trigo y la nuez cuyo residuo es la cáscara.
También están las fuentes forestales en especies como el pino, encino y comunes tropicales.
“El volumen autorizado en 2018 de acuerdo con el último reporte corresponde a 141 millones 884 mil 762 metros cúbicos, y en el mismo año se alcanzó la cifra de 8.1 millones de metros cúbicos en rollo (97.5%), el cual corresponde a la producción proveniente de las autorizaciones de aprovechamiento forestal y plantaciones forestales comerciales, mientras que los restantes 0.2 millones de metros cúbicos en rollo provienen de terrenos diversos, notificaciones de riesgo, saneamiento forestal y autorizaciones de cambio de uso de suelo”.
En las actividades forestales, precisa, se generan residuos se quedan en el bosque después del aprovechamiento forestal, y los residuos de aserraderos donde el 48% del volumen de la materia prima se convierte en aserrín, corteza y desorilles.
“En el estado de Oaxaca, 274 comunidades poseen bosques y casi la mitad de ellas los aprovecha comercialmente. En algunos casos, más del 60% de sus ingresos proviene de la explotación forestal. De esta actividad dependen o se benefician alrededor de 133 mil zapotecos, mixtecos, chinantecos, chatinos, zoques y mixes”, agrega.
El Cesop advierte que siguiendo a la bioenergía, la demanda de biomasa para usos ha aumentado. Por ejemplo, la sustitución de productos a base de petróleo por productos basados en biomasa en diversas áreas industriales está en fase experimental, como el mercado de plásticos a partir de la biomasa está creciendo.
Y menciona que la compañía Coca-Cola ya está utilizando el 30% de plástico PET basado en biomasa, mientras que Toyota y otras marcas de automóviles han comenzado a reemplazar el plástico a base de petróleo por bioplásticos para sus automóviles.
“Esta condición de crecimiento en la demanda global es una oportunidad para economías como la mexicana, que tiene un gran vínculo con la agricultura para diversificar y permitir la transición de la economía”, asegura.