La trama de la obra aborda la vida y muerte de cinco mujeres: profesionistas, amas de casa o víctimas de trata de personas. Desde la representación de una sala de anfiteatro, las actrices semidesnudas ríen, lloran, gritan, mueren, exigen justicia.

Andrea, de 27 años, con el pecho destrozado, cuenta la pasión por su trabajo en una agencia de autos, donde por encima de varones alcanzó un ascenso por su dedicación. Un compañero, celoso de su éxito, la asesinó. Mientras trabajaba debajo de un auto, le dejó caer la unidad, pero las autoridades dijeron que se trató de un accidente laboral.
Así, cada historia, cuenta el director y autor, está basada —con nombres diferentes— en hechos reales dados a conocer en medios de comunicación.
Meses de preparación. A Jennifer se le “enchina la piel” sólo de imaginar que ella sea realmente Andrea, su personaje. La joven de 22 años, como el resto del elenco, se preparó por más de cuatro meses para comprender su personaje.
Incluso, sus padres recibieron pláticas sobre el papel teatral de sus hijas.
“Sentir que mueres no es fácil, menos cuando suplicas por tu vida, son emociones a flor de piel”, detalla la joven, quien confiesa ha sido víctima de acoso callejero.
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Cirigo Vásquez señala que esta protesta, efectuada el pasado 19 de septiembre, también sirvió para revelar “la hipocresía de las instituciones gubernamentales e incluso de la misma sociedad, que se escandaliza por una protesta de mujeres semidesnudas, pero no por verlas muertas”.
La presentación “Monólogos del silencio. ¡Ni una más!” en el Macedonio Alcalá sirvió de proyección para alcanzar espacios universitarios para la difusión del tema, tanto en la capital como en otros municipios, dice el también representante del grupo teatral, con seis años de trayectoria.