Como parte de la primera etapa del proyecto, el activista realizó una muestra de los utensilios que desarrolló, no obstante, requiere de una inversión de dos millones 760 mil pesos, que servirán para fabricar 35 mil piezas por jornada laboral, lo que equivale a una pieza cada 2.5 segundos.

“El carrizo es considerado una plaga y el que se utiliza es el que está a punto de secarse; el carrizo nuevo se recogerá a los seis meses, cuando alcance su edad madura”, apuntó al descartar un desequilibrio ambiental para la realización de las herramientas de cocina.
Y agregó que este material es totalmente biodegradable y tiene un ciclo de vida de tres meses a dos años.
En tanto, recordó que la idea surgió de forma casual, a través de un proyecto casero que tuvo que mejorarse después de diversas pruebas para quitarle olor y sabor al carrizo.
El proyecto se presentará ante autoridades municipales y locales a fin de solicitar el presupuesto correspondiente para echar a andar la producción. “Debe ser bien visto por el bien que le causará al medio ambiente”. Se está buscando que el precio al público sea similar al de los cubiertos de plástico, es decir, 40 centavos por pieza.