

El 7 de septiembre de 2017 ocurrió un sismo de magnitud 8.2 en el Golfo de Tehuantepec. El sismo ocasionó graves daños en la región del istmo, principalmente en poblados como Juchitán, El Espinal y Asunción Ixtaltepec. Éste fue un sismo intraplaca con mecanismo normal, el cual ocurrió al interior de la placa de Cocos.
La siguiente imagen muestra la historia desde 1900 de la sismicidad que se ha presentado en la costa del Pacífico mexicano. El eje horizontal abarca toda la zona de subducción, desde Jalisco hasta Chiapas, mientras que en el eje vertical se muestra el tiempo, avanzando en años hacia abajo.

Las estrellas denotan la posible posición de sismos ocurridos en 1911. La longitud de las barras denota la dimensión de la falla que rompió el sismo en cuestión. Las negras representan sismos interplaca; las rojas, sismos interplaca que ocurrieron unos días después del sismo aledaño; las grises, sismos tanto interplaca como intraplaca en la región sur del país. La barra morada representa la dimensión del sismo del 19 de febrero (M7.2). Las dimensiones de las fallas de los sismos previos a 2003 fueron obtenidos de Kostoglodov y Pacheco (1999) los más recientes provienen de varios estudios. El sismo del 19 de febrero ocurrió en la zona de ruptura del sismo de 1968 (M7.3).
Las localidades que históricamente han sido más afectadas por sismos son Puerto Escondido, Pochutla, Puerto Ángel, Huatulco, Loxitla, Cacahua, Jamiltepec, Pinotepa Nacional, Ometepec y Miahuatlán. Es importante reconocer el riesgo de un sismo en esa región y tomar las medidas adecuadas para la mitigación de sus daños.
Pero recordemos que no solo Oaxaca es una región de alta sismicidad, ya que México se encuentra en una zona de alta sismicidad debido a la interacción de cinco placas tectónicas: La placa de Norteamérica, placa de Cocos, placa del Pacífico, la placa de Rivera y la placa del Caribe. Por esta razón no es rara la ocurrencia de sismos.