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De igual manera, demanda reparar integralmente el daño sufrido enfatizando que las medidas de reparación deberán de ser especializadas y respetuosas de la cosmovisión de las todas las victimas; incluir un reconocimiento público de responsabilidad que impacte en el cese de la criminalización de la protesta social en Oaxaca e incluir la construcción de políticas publicas integrales y cambios institucionales.
Damián Gallardo Martínez fue detenido el 18 de mayo del 2013, “en el marco de la criminalización de la lucha magisterial y protesta social, desplegada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto contra opositores a la reforma educativa”, detalló.
Este caso dio inicio, sostiene, a una nueva ola de criminalización de la protesta social en Oaxaca buscando acabar con la labor de defensa y resistencia contra las reformas estructurales.
“En Oaxaca y en México en general, la tortura se da de manera particularmente frecuente en los contextos de detención y prisión y el castigo de dicha tortura es prácticamente nulo. En el caso del estado de Oaxaca no existe hasta la fecha ni una sola sentencia por tortura; a nivel nacional también son muy escasas las sentencias. El caso de Damián Gallardo no es la excepción, pues si bien se denunció la tortura unos días después de la detención arbitraria; hasta la fecha, a prácticamente 6 años de la denuncia inicial radicada en la Fiscalía General de la Republica, los avances en las investigaciones son nulos”, apuntó.