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Además de que fueron de los últimos en recibir los apoyos, los habitantes de esta comunidad se enfrentan con la escasez de materiales, pues para conseguirlos tienen que trasladarse hasta el puerto de Salina Cruz, a media hora de distancia.

Roselia Gutiérrez, integrante del Comité de Voluntarios, reconoce que la inundación de las casas representa el principal problema de las familias, pero con la llegada del fenómeno “norte”, la primera semana de diciembre, algunos ya podrán avanzar en las obras.
“La reconstrucción del pueblo es lento, como en todo el Istmo, pero aquí nos topamos al fenómeno de las inundaciones de las lagunas; el agua está dentro de las casas y eso provocó en muchos casos los hundimientos, pero el norte ayudó en que el nivel del agua bajó. Ahora esperamos el resultado de los estudios de la Universidad de Guadalajara para saber con qué materiales construiremos nuestras casas y en qué zona”, explica.
Silvio Comonfort Burgoa es uno de los cientos de albañiles con que cuenta San Mateo del Mar, uno de los 741 damnificados y su vivienda fue una de las mil 800 que resultaron afectadas y que la Sedatu catalogó como pérdida total, por lo que recibió 120 mil pesos.
El hijo de Silvio, que vive a un costado de él, también vio colapsada su vivienda; en cambio, sólo recibió 15 mil pesos porque su casa fue catalogada como pérdida parcial.
El recurso que ambos obtuvieron no les alcanza para mucho, así que juntaron los apoyos y están levantando una sola casa de 12 por ocho metros. Para que ésta resista un nuevo sismo, Silvio y su hijo decidieron poner de cimiento dos volteos de piedra de cerro, para que si la casa es golpeada por ondas sísmicas se dispersen y la construcción no se caiga.
“Lo tuvimos que hacer muy reforzado con piedras de los cerros para que cuando nos toque otro temblor no nos hundamos y el agua de la laguna no nos afecte tanto. Con 120 mil pesos y los 15 de mi hijo no alcanzará, pero es algo. Al final, esta casa que compartiré ahora con mi hijo costará al menos 350 mil pesos, pero en mucho porque nosotros mismos también somos albañiles”, detalló el habitante de la Colonia Juárez.