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En septiembre de 2018, la Legislatura local reformó el Código Penal y tipificó al acoso sexual como un delito que se castiga hasta con tres años de prisión, así como con una multa de hasta 16 mil pesos; sin embargo, las denuncias que se han recibido desde entonces no han prosperado.

A ella, desde muy pequeña, le ha tocado presenciar situaciones de acoso, tanto en espacios públicos como en privados, por lo que practicar este deporte, más que una alternativa, se convirtió en una medida de protección.

“Muchas de nosotras crecemos desde la indefensión, nos forman de una manera muy pasiva... pero en las artes marciales redescubres tu cuerpo. Y es cierto, nos cuesta más trabajo que a ellos que están más acostumbrados a esta clase de actividades”.
Explica que este deporte, conocido también como boxeo tailandés, es “el arte de las ocho extremidades”, es decir, en técnicas que se aplican para la defensa por medio de golpes, usando brazos, piernas, codos y rodillas. El código de ética de este deporte busca promover armonía entre los practicantes, no ser violento, construir el carácter, tener fuerza y disposición.
Redescubrir sus alcances también la llevo a enfrentarse a ideas machistas y prejuicios sobre sus capacidades, trabas que ha superado durante su formación en las artes marciales. En las clases de muay thai, ella es una de las cuatro mujeres que comparten el espacio de entrenamiento con al menos una decena de hombres.
“Si eres mujer y eres pequeña, no vas a poder”, le han dicho sus compañeros; pese a ello, logró convertirse en asistente del instructor del deporte. Como mentora de la disciplina, asegura que no importa sexo, edad o la condición física y sólo hace falta disposición y empeño. “Cuando vienen a preguntar por las clases, dudan si yo los puedo enseñar, pero con el tiempo, las opiniones cambian”.

Gracias a ella, algunas cosas se han transformado en gimnasios como Warriors Thai, donde, además de incluir a las mujeres, se han impartido clases de defensa personal dirigidas a alumnas de distintas edades. La idea, dice Nadia, es que todas tengan herramientas para enfrentar el acoso.