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Previo a ello, la educadora había obtenido su casa a través de un crédito Fovissste; además, en ese periodo también le robaron su cartera y celular en una tienda departamental de la capital. En agosto pasado, cuando recuperaba sus tarjetas bancarias, descubrió la suplantación de su identidad, con la que se contrató un crédito de casi 100 mil pesos con la empresa HXTI, S. A. de C.V., Sofom.
“No me había dado cuenta de que me estaban descontando porque justo en ese momento acababa de adquirir un crédito de la casa, y yo supuse que ese descuento era por el crédito, luego eso [el fraude], pues ya mi cheque llegaba muy bajo”, recuerda.

El caso de Gladys no es el único en el estado y, de acuerdo con la Condusef, el delito de robo de identidad en Oaxaca se disparó en 200% de 2016 a la fecha.
Aunque la delegada estatal de la instancia federal reconoce la gravedad del aumento de este delito, declara que la Condusef es incapaz de darle seguimiento a los casos por la vía jurídica, pues esto les corresponde tanto a los usuarios afectados como autoridades judiciales.
“No somos la autoridad competente, esta instancia es administrativa conciliatoria, ya no tenemos competencia para la continuidad, si en su caso se le diera, ante la autoridad judicial”, señala.
Este delito ha incrementado día con día a nivel nacional. De acuerdo con datos del Banco de México, el país ocupa el octavo lugar a nivel mundial en robo de identidad; en 67% de los casos se dan por la pérdida de documentos, en 63% tras el robo de carteras y portafolios y en 53% por información tomada directamente de una tarjeta bancaria.
Durante otros seis meses continuaron los descuentos a su salario quincenalmente, hasta sumar más de 30 mil pesos. Finalmente se llevó a cabo el proceso de conciliación ante la Condusef, donde al reunirse con el representante de la institución financiera HXTI, S. A. de C.V., Sofom, se acordó que le reembolsarían su dinero. Sin embargo, platica, después de la firma del acuerdo, el descuento vía nómina sucedió otras cinco quincenas más, sin que pudiera rescatar este último dinero.
Aunque la profesora recuperó parte de su sueldo descontado durante casi un año, afirma que queda la desconfianza del uso de su documentación, pues desconoce a través de quién o cómo fue robada su identidad. Incluso afirma que cuando descubrió el fraude observó que la empresa tenía hasta información privada del preescolar y clave donde labora en la región de Valles Centrales.
“Yo suponía que a lo mejor tenía algo que ver el instituto. Cuando yo vi la solicitud, que supuestamente había yo hecho del crédito, vi que venían todos mis datos; yo nada más estoy pensando que ojalá [ellos] hayan dado de baja mi credencial, la hayan perdido, hayan dicho ‘esta ya no me sirve’”, expresa.