oaxaca@eluniversal.com.mx
Hombres, mujeres, niños y hasta ancianos corren inmediatamente con bolsas negras y costales en sus manos. Buscan cartón, plástico y aluminio principalmente, para después clasificarlo, acumularlo y venderlo por kilo; esta ganancia es el único ingreso para su hogar.
“Esto que ve es la última celda que queda, a lo mucho dura otros dos años, después es seguro que lo clausuren, que lo cierren y entonces ¿qué vamos a hacer?, esto es lo que nosotros sabemos hacer”, apunta Sagrario.

“Acá tenemos muchas necesidades, pero lo que usted ve, esa celda es hasta aquí nada más donde van a rellenar; nos preocupa a nosotros porque vemos que va avanzando y si se llena ¿qué va a pasar con el pepenador, con todas las familias que nosotros trabajamos acá?, es el sustento de nuestros hogares”, cuestiona Jerónimo López López, presidente de la Unión de Pepenadores.
Cada trabajador gana, en promedio, 70 pesos diarios, pero un joven, detalla Jerónimo, gana hasta 250 pesos. “Pero cómo usted ve, la mayoría son mujeres, muchas ya señoras de edad, grandes, que no pueden mucho”, resalta.
Además, acusa que sus ingresos se han visto mermados debido a que los trabajadores del servicio de recolección de basura de los municipios “ordeñan” los materiales que pepenadores se dedican a recolectar y entonces, llega muy poco a sus manos.
“Hemos hablado con las autoridades municipales para pedirles, no nos oponemos a que sus trabajadores recolecten, sólo es para que les digan que nos dejen algo, pero no nos han hecho caso”, dice el presidente de la Unión de Pepenadores.

Pero ese no es el principal problema que enfrentan. Temen que tras el cierre del relleno sanitario, se queden sin su fuente de trabajo, por lo que ahora han emprendido una batalla para demandar a las autoridades municipales y estatales, un espacio en el nuevo basurero, sin importar en qué municipio sea abierto.
“Nosotros no tenemos otro trabajo más que el de pepenar. Es lo único que sabemos porque desde nuestra niñez nosotros acá la hemos pasado, aquí crecimos, hicimos nuestras familias y no sabemos hacer otra cosa más que pepenar, más que reciclar”, destaca Sagrario.
“Entonces, desafortunadamente gobiernos han venido y han pasado y nunca le toman la importancia al pepenador, ni valoran el trabajo tan grande que nosotros hacemos”, lamenta el hombre.